Emprendedor, aprovéchate de Internet
Que Internet se haya convertido en un espacio donde se compran y venden música, películas, tecnología, vuelos y hasta viajes a la Patagonia no sorprende a casi nadie. Pero lo que sí llama la atención es que también sea una plataforma válida para otorgar una segunda juventud a negocios tan tradicionales y deficitarios como la agricultura o la ganadería. ¿Exagerado? Para nada. La red se está poblando de tiendas virtuales que venden carne, tomates, lentejas y hasta huevos, lo que permite a los trabajadores del campo encontrar una salida digna a la dictadura de los intermediarios, que marcaban unos precios de origen con los que muy pocos agricultores podían cubrir costes.
De eso saben mucho en la empresa A la huerta de la esquina. “Cuesta mucho producir los alimentos y es una pena ver que los productores los tiran a la basura. Así que, apoyándonos en la tecnología, vimos que podíamos hacer algo beneficioso para todos”, explica Manuel Ortega, uno de los fundadores de la tienda online www.alahuertadelaesquina.com. Con sede en Villa del Prado (Madrid), esta pyme es mucho más que una página de comercio electrónico. “Cierto es que vendemos alimentos a través de la web y que eso nos podría dar la idea de que también somos intermediarios. Pero no es así, ya que aquí el agricultor o ganadero también es socio de la empresa”, añade Ortega. Esta extraña característica implica que el productor sea quien fija los precios a los que se venderán los alimentos. “Los tres fundadores solo intervenimos cuando vemos que el precio deja de ser competitivo”, explica Ortega.
Con solo un año de vida, esta huerta virtual ya ha convencido a 25 productores, con lo que ha pasado de comercializar solo frutas y hortalizas a incluir también carne, leche, huevos, etc. “Vendemos a toda España y ahora el reto es incluir un apartado de productos ecológicos y desarrollar una aplicación para que se pueda hacer la compra desde el teléfono móvil”, concluye Ortega.
Ejemplos como éste demuestran que Internet se ha convertido en un océano de oportunidades donde cualquiera con buenas ideas puede revivir negocios, o crearlos de la nada. Para lograrlo, no se requiere de inversiones millonarias, ya que la gran ventaja de utilizar la web y las nuevas tecnologías como pista de despegue es justamente el bajo coste.
Si no, que se lo pregunten a un joven de 24 años llamado Juan Terrer, que solo ha necesitado 40.000 euros para lanzar TaylorVip. Se trata de una sastrería online, que presume de crear un concepto entre el modisto tradicional y el personal shooping. “La idea de negocio es la personalización del traje. En el primer pedido nosotros vamos a tomar las medidas al cliente y luego lo incluimos todo en su perfil en la página (www.taylorvip.com). Entonces, en el siguiente pedido, todo podrá ser online, incluso la personalización del traje, ya que el cliente tendrá en la página todas las herramientas necesarias para hacerlo”, asegura Terrer.
Aunque la empresa acaba de nacer, este emprendedor está tan convencido de su idea que no dudó en viajar a China solo para lograr proveedores. “Lo difícil no es el negocio, del cual estoy 100% seguro, sino la logística. No resulta fácil encontrar un proveedor en China que te dé la calidad que exijo y que tarde menos de 15 días en completar el pedido”, añade este joven que, como otros de su generación, prefiere lanzarse a la aventura que estar en el paro o trabajar por menos de 700 euros. “La crisis y la tecnología ha ayudado a que cada vez haya más gente que monte empresas”, explica.
Aunque la empresa acaba de nacer, este emprendedor está tan convencido de su idea que no dudó en viajar a China solo para lograr proveedores. “Lo difícil no es el negocio, del cual estoy 100% seguro, sino la logística. No resulta fácil encontrar un proveedor en China que te dé la calidad que exijo y que tarde menos de 15 días en completar el pedido”, añade este joven que, como otros de su generación, prefiere lanzarse a la aventura que estar en el paro o trabajar por menos de 700 euros. “La crisis y la tecnología ha ayudado a que cada vez haya más gente que monte empresas”, explica.
Un poco de tecnología y un mucho de capacidad emprendedora fue lo que necesitó Miguel Vicente para ser el primero en traer a Europa el concepto de compra colectiva, donde se obtienen importantes descuentos en diferentes comercios gracias a superar un número determinado de clientes. “Fundé la compañía con 100.000 euros en septiembre de 2009. Crecimos muy rápido gracias a las redes sociales y a la campaña de comunicación que se hizo. Ahora, cuento con una plantilla de 600 personas, 4,5 millones de seguidores y presencia en ocho países”, explica orgulloso Miguel Vicente. Tiene motivos para estarlo. Con un incremento de facturación del 1.500% en el último año, LetsBonus se ha convertido en la herramienta perfecta para la promoción de los negocios. “Cualquier restaurante u hotel que trabaja con nosotros, consigue 4,5 millones de visitas en un momento”, explica Vicente. Además de ello, LetsBonus se ha diferenciado del resto (Groupon, Groupalia, etc.) al ser los únicos que buscan un target medio-alto trabajando con hoteles de lujo y restaurantes con estrellas Michelin. “No siempre fue tan sencillo. Al no tener copyright tecnológico, había que ser rápido e internacionalizarse antes que el resto. Más difícil fue encontrar trabajadores. Tanto, que las entrevistas se realizaban a la inversa. Eran los candidatos los que te preguntaban qué era esta empresa que quería contar con ellos. A mí me tocaba convencerlos de que esto era algo serio”, añade.
Pero eso es pasado. En la actualidad, LetsBonus se ha convertido en referencia en el sector. “Tenemos 4.000 negocios que nos hacen llegar sus ofertas y seguiremos abriendo en más países y consolidando en los que ya estamos. Pero nada hubiera sido posible sin Internet, que ha ayudado mucho a los emprendedores”, concluye Miguel Vicente.
Más música que nunca.
Al contrario de lo que se suele decir, la industria musical también le debe mucho a Internet. Y es que si bien los medios digitales han acabado con la venta física, también es cierto que productos como los smartphones han llevado las canciones directamente del estudio de grabación del artista hasta los oídos de los consumidores. Gracias a ello, se escucha más música que nunca, y este hecho es conocido por las marcas, que ven a los músicos como activos a explotar. También lo saben en una pyme, que ha logrado que los instrumentos musicales vuelvan a sonar afinados. Se trata de Pop Up Música, una empresa lanzada hace dos años por dos emprendedores que sirve de nexo entre las marcas y los artistas. “Los artistas saben que generan dinero, que son una marca. Nosotros hemos creado una fórmula de comunicación a través de la música, que utiliza las nuevas tecnologías”, explican Javier Regueira y Roberto Nicieza, fundadores de Pop Up Música. ¿Ejemplo? “Los concierto únicos que patrocinan empresas, en este caso Verti, y que sirven para promocionar la marca entre su público. Los llamamos Desconciertos. Se juntan a artistas que no han tocado nunca juntos, como Amaral y Los Coronas o Ariel Rot y Sidonie, y se organiza un espectáculo exclusivo para 400 personas por invitación expresa de la empresa patrocinadora”, añade Nicieza. Además, del espectáculo, y para afianzar el nexo entre música, empresa y cliente, las canciones que se tocaban salían de un listado votado por los internautas. Lógicamente, el evento se retransmitió en directo por Internet.
Al contrario de lo que se suele decir, la industria musical también le debe mucho a Internet. Y es que si bien los medios digitales han acabado con la venta física, también es cierto que productos como los smartphones han llevado las canciones directamente del estudio de grabación del artista hasta los oídos de los consumidores. Gracias a ello, se escucha más música que nunca, y este hecho es conocido por las marcas, que ven a los músicos como activos a explotar. También lo saben en una pyme, que ha logrado que los instrumentos musicales vuelvan a sonar afinados. Se trata de Pop Up Música, una empresa lanzada hace dos años por dos emprendedores que sirve de nexo entre las marcas y los artistas. “Los artistas saben que generan dinero, que son una marca. Nosotros hemos creado una fórmula de comunicación a través de la música, que utiliza las nuevas tecnologías”, explican Javier Regueira y Roberto Nicieza, fundadores de Pop Up Música. ¿Ejemplo? “Los concierto únicos que patrocinan empresas, en este caso Verti, y que sirven para promocionar la marca entre su público. Los llamamos Desconciertos. Se juntan a artistas que no han tocado nunca juntos, como Amaral y Los Coronas o Ariel Rot y Sidonie, y se organiza un espectáculo exclusivo para 400 personas por invitación expresa de la empresa patrocinadora”, añade Nicieza. Además, del espectáculo, y para afianzar el nexo entre música, empresa y cliente, las canciones que se tocaban salían de un listado votado por los internautas. Lógicamente, el evento se retransmitió en directo por Internet.
Otras industrias culturales, aunque más tecnológicas, como la animación o los videojuegos, también han utilizado Internet para potenciar sus productos. “Gracias a la Red, las series buscan ahora un mercado global. Además, te permite estar en contacto con guionistas que viven en Estados Unidos, y mandar tu producto a cualquier televisión del mundo en formato digital. Eso supone ahorros extraordinarios”, explica Sergi Reitg, fundador de Imira Entertainment, empresa responsable de Lucky Fred, la serie de dibujos animados de moda entre los más jóvenes. “La hemos vendido a Disney y a Nickelodeon y se emite en 155 países. Esto ha permitido incrementar la facturación un 15% y lograr que el 60% de las ventas vengan de fuera de España”, añade Reitg. Por si esto no fuera suficiente, esta empresa también se ha subido al carro de las nuevas tecnologías a la hora de dar a conocer su producto. “Tenemos un canal abierto de Lucky Fred en Facebook y otro en YouTube donde subimos vídeos de la serie. También acabamos de presentar una aplicación interactiva para los smartphones”, explica Reitg.
La llegada de las nuevas tecnologías también ha transformado la industria de los videojuegos. Y no solo por gigantes como Blizzard que, con títulos exclusivos para jugar online como Warcraft, revolucionaron un sector que solo desarrollaba software para ordenadores y consolas, sino por una nueva generación de emprendedores que se han aprovechado de Internet y las redes sociales para desarrollar aplicaciones exitosas (Zynga en Estados Unidos o Zed e Ideateca en España). Un ejemplo curioso es el de Pablo Cenalmor, que ha convertido una afición en una multinacional. “En 2003 creé una página web llamada MiniJuegos que publicaba pequeños juegos gratuitos creados por diversos desarrolladores. En aquella época no había nada igual en España. Pero nunca pensé que pudiera ser un negocio”, explica Cenalmor. Se equivocó. En la actualidad MiniJuegos es una empresa de más de 20 empleados, con más de 12 millones de usuarios únicos, cuenta con 12.000 juegos y 180 millones de impresiones al mes. Además acaba de abrir en Italia y, en breve, saltará a Brasil y Portugal. ¿Su modelo de negocio? “Tenemos dos vías de ingresos. La primera, mediante banners. La segunda, basada en bienes virtuales. Este modelo es conocido como fremium. Se trata de algunos juegos a los que puedes jugar 100% gratis, pero a la vez pagar una pequeña cantidad para obtener ventajas extra”, añade Óscar Moreno, responsable de desarrollo de negocio de la pyme.
Al igual que ha ocurrido en campos como la alimentación o la música, Internet también ha supuesto una vía de escape para emprendedores que buscan innovar en sectores clásicos, como las academias de idiomas. Uno de ellos es Pedro Peixoto que, con solo 28 años, ha creado Idiomplus, una academia que enseña idiomas utilizando las redes sociales. “La empresa surge de la necesidad de innovar en la forma en la que los profesionales aprenden nuevos idiomas en un sector anclado en métodos de aprendizaje anticuados”, explica Peixoto. “Idiomplus saca provecho a los nuevos canales de comunicación, teniendo como resultado una aplicación práctica más útil de los contenidos del curso. Durante mucho tiempo el idioma estudiado en clase tenía poco que ver con el real y nosotros queremos resolver ese problema”, añade este emprendedor que no ha necesitado de ninguna ayuda externa para poner en marcha su proyecto basado en Internet.
Sin la Red tampoco sería posible la existencia de uno de los negocios digitales más importantes de los últimos años: www.idealista.com. Con más de diez años de historia, el portal inmobiliario ha superado con nota, tanto la burbuja tecnológica como la del ladrillo. “Con la primera, nos costó mucho obtener financiación, ya que nadie daba un céntimo por una pyme tecnológica. En el caso de la inmobiliaria, la hemos esquivado porque no teníamos deuda”, explica Jesús Encinar, fundador de la empresa. ¿Futuro? “Si en el pasado conseguimos cambiar la forma en la que la gente buscaba casa. Ahora apostamos por seguir innovando en las aplicaciones para los dispositivos móviles que hay en el mercado”, añade Encinar.
Sin la Red tampoco sería posible la existencia de uno de los negocios digitales más importantes de los últimos años: www.idealista.com. Con más de diez años de historia, el portal inmobiliario ha superado con nota, tanto la burbuja tecnológica como la del ladrillo. “Con la primera, nos costó mucho obtener financiación, ya que nadie daba un céntimo por una pyme tecnológica. En el caso de la inmobiliaria, la hemos esquivado porque no teníamos deuda”, explica Jesús Encinar, fundador de la empresa. ¿Futuro? “Si en el pasado conseguimos cambiar la forma en la que la gente buscaba casa. Ahora apostamos por seguir innovando en las aplicaciones para los dispositivos móviles que hay en el mercado”, añade Encinar.
Acostumbrado a superar problemas, este visionario de los negocios de Internet tienen claras las recetas que necesita el país para fomentar el desarrollo de una industria digital, vital para salir de la crisis. “A pesar del talento que se concentra en España, el país no ha invertido en I+D+i para fomentar la industria tecnológica. Hace falta que el Gobierno posibilite y facilite el acceso a la tecnología . Para ello se necesita mejorar la educación y bajar los precios del ADSL. También urge tomar medidas fiscales y laborales, que apoyen al emprendedor”, concluye.
Vía: capital.es
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