Tu idea no se puede proteger, tus activos sí
¿Quieres proteger tu idea?
Olvídate, las ideas no se pueden proteger. ¿Tienes un proyecto, un diseño, un
nombre, un logo, una obra original, algo plasmado en algún tipo de soporte? ¡La
ley puede protegerte!
A menudo los emprendedores son
reticentes a explicar sus proyectos o ideas a terceros ante la posibilidad de
plagio o imitación. Y, sí, existe un mecanismo 100% eficaz y muy económico para
prevenir cualquier tipo de copia, el secreto (correcto, el secreto de toda la
vida). A partir de aquí el resto de mecanismos presentan algún que otro
inconveniente para el emprendedor, ya sea por coste o por riesgo. Tal vez
muchos se desilusionen al leer estas primeras líneas, pero por favor, leed un
poco más, ¡aún hay algo que hacer!
Pese a que el secreto es una
herramienta empíricamente útil, cualquier emprendedor que no se encuentre en
una fase muy inicial sabe que es un mecanismo nada eficaz para que su proyecto
tenga éxito, pues precisamente el hecho de poder compartirla es lo que la hace
crecer. Además, ningún inversor va a poner su capital en algo que no sabe lo
que es o que no entiende, con lo que de un modo u otro el secreto deberá ser
desvelado.
Llegados a este punto, ¿qué
podemos hacer para proteger nuestro proyecto respecto a terceros, o al menos
limitar que otros se aprovechen de nuestro esfuerzo sin consecuencias?
Obviamente, dependerá del tipo de proyecto de que se trate, de lo técnico o
complejo que sea y de muchas otras particularidades más, pero la ley nos da
ciertos mecanismos para “monopolizar”, aunque sea durante un cierto tiempo,
nuestra creación.
Existen múltiples mecanismos
previstos por ley para proteger nuestros activos intangibles (registro de la
propiedad intelectual, modelos de utilidad, topografía de semiconductores…) pero
a la práctica, como emprendedores, lo que nos será verdaderamente útil va a ser
disponer de buenos contratos con
cláusulas específicas que protejan nuestra propiedad intelectual e industrial
así como también las marcas y las patentes
(y estas últimas si tenemos dinero o inversor…), es decir sí que podemos coger
nuestro plan de marketing de 50 hojas y 200 horas de dedicación personal y
llevarlo al registro de la propiedad intelectual para dejar constancia de que
lo hemos hecho nosotros, pero a la práctica eso nos va a servir para muy poco o
para nada.
Contratos
¿Y cómo protejo en mis contratos
con terceros mi propiedad industrial e intelectual? En primer lugar, leyendo.
Los abogados sabemos que hay ciertas cláusulas que pueden resultar
indescifrables para alguien no ducho en la materia, pero en la mayoría de los
casos uno mismo puede anticipar los resultados que pueden derivarse de lo que
firma y, si no es así, por lo menos tener la opción de contactar con un
profesional para que le asesore. En segundo lugar, escribiendo. Cuando tenemos
que redactar un contrato nosotros, ya sea con un colaborador, con alguien que
empleemos o redactando las condiciones de uso de nuestra página web, por favor,
no olvidéis incluir cláusulas haciendo mención al hecho que tenéis una
propiedad intelectual e industrial que os pertenece y que además no permitís su
libre uso. Por el momento leer y escribir os saldrá gratis, ¡hacedlo!
Marcas
¿Porqué proteger una marca? En primer lugar,
porque los costes no son muy elevados. Las tasas para el registro nacional de
la misma oscilan entre 121€ y 142€ por la primera clase de marca, más los
gastos de gestión si contratamos a profesionales (las tasas para una solicitud
comunitaria están por debajo de los 1.000€ y nos dan protección en 27 países).
En segundo lugar, porque vamos a generar un activo que, de triunfar nuestro
proyecto, va a convertirse en esencial. En tercer lugar, porque vamos a obtener
un derecho que no tiene por qué caducar nunca; cuando se nos concede una marca,
se nos concede por un plazo de 10 años renovables sin otro límite que el de su
uso (en caso que no la usáramos en un plazo de 5 años sí que nos la podrían
caducar).
¿Y de qué sirve una marca? La
marca sirve para diferenciarte, ya sea para productos o para servicios la marca
aporta un distintivo y carga con el valor de tu éxito (eso ya va a depender de
ti, sí). Pero en cualquier caso tendrás un activo, algo con lo que podrás
comerciar en un futuro (dando licencias de uso, por ejemplo) y un derecho con el que defenderte en caso
que un tercero trate de generar “confusión” aprovechándose de tu reputación de
marca, por ejemplo. Además el hecho de disponer de cierta imagen de marca va a
ser desde luego algo que los inversores van a tener mucho en cuenta a la hora
de valorar tu proyecto.
¿Qué marca registro? Con esta
respuesta podríamos extendernos muchísimo, pero en resumen debes encontrar un
nombre y/o un logo que te identifique, que sea fácil de pronunciar y de
recordar, y que, lógicamente no esté registrado (Sí, tendrás que utilizar
bastante tu imaginación y creatividad para dar en el clavo). ¿Cómo sé si el
nombre que busco está ya registrado? Puedes hacer una búsqueda simple tú mismo,
en la página de la OEPM: www.oepm.es, eso sí para hacer una búsqueda más
exhaustiva deberás contactar con profesionales.
Patentes
Y… esto de las patentes es muy
caro… Correcto, es caro (una patente Europea nos puede costar unos 50.000€), y
además el proceso suele ser bastante largo y poco ágil, menos aún si pretendes
saltar las barreras nacionales, con lo que deberás tenerlo muy claro para
lanzarte a patentar o tener a alguien que te acompañe en el proceso. Además el
plazo de duración de la patente es como máximo de 20 años.
¿Para qué sirve una patente?
Básicamente para impedir que otros utilicen comercialmente la invención
patentada y para poder licenciar su uso. Es decir que sí, puede sernos algo muy
útil, pero como hemos dicho no es un procedimiento ágil y debe cumplir unos
requisitos en los que aquí no entraremos (novedad, aplicación industrial,
actividad inventiva y suficiencia descriptiva).
¿Y si consigo mi patente? Si lo
que se patenta es realmente algo con un valor comercial importante, tus
posibilidades tanto de obtener financiación como de éxito se van a ver
multiplicadas, muchísimo. El valor de tu proyecto ya no será sólo el de la
invención en sí sino el del “monopolio temporal” que va a pertenecerte respeto
a esa invención, y eso se paga, a veces, a precios muy altos. Pero como hemos
dicho debe sopesarse bien la inversión, y analizar bien que es lo que se quiere
proteger y cómo se va a hacer.
Espero que estas líneas hayan
servido para dar una visión rápida sobre algo que hoy por hoy se está
convirtiendo en el activo más importante de la mayoría de multinacionales (¿que
valdría Microsoft si no pudiera licenciar sus productos?, o ¿cuánto vendería
McDonald’s sin su imagen de marca…?) y en algo que, desde luego, si queremos
emprender con éxito, vamos a tener que dedicarle parte de nuestro esfuerzo.
Marc Puyuelo
Delvy Asesores Legales
@Delvy_Asesores
Comentarios
Tradicionalmente los planes de negocios han sido altamente confidenciales y de muy limitada participación, el plan de negocios ha sido visto como secreto.
Un plan de negocios abierto es uno con audiencia ilimitada, el plan de negocios es típicamente publicado en la web disponible para todos.
En el modelo de empresa abierta, los secretos, derechos de autor y patentes, no pueden ser ya usados como mecanismos de bloqueo efectivos, para proveer ventajas sostenibles para el negocio y por tanto un plan de negocios secreto es menos relevante en estos modelos.