Buscando emprendedores
Hay rasgos que distinguen a un joven emprendedor: afán por el esfuerzo, ilusión ante un reto, osadía frente al riesgo. Es el caso de Francisco Javier Campos y Rubén Blanco. Su empresa Mobilendo, con sede en Valencia, ha creado 18 aplicaciones para «smartphones». Han trabajado para Android, Windows Phone y iPhone, entre otros. Tras la aprobación de la ley antitabaco, crearon una aplicación de móvil que ayudaba al usuario a dejar de fumar, y también idearon otra que informa al conductor sobre dónde puede encontrar la gasolina más barata.
«Nuestra filosofía es crear aplicaciones útiles», dice Francisco Javier, ingeniero informático. «Cosas que enriquezcan la vida. Es algo que tenemos asumido en Mobilendo», añade. Por su formación, Francisco Javier y su socio tenían muchos interrogantes en lo que se refiere a la formación de una empresa. Sin embargo, encontraron respuestas gracias al programa Yuzz de la Fundación Banesto. «Recibimos mucha formación: cómo llevar la contabilidad, encontrar fuentes de financiación...», dice este empresario.
Pero, ¿qué es Yuzz? «Es un proyecto de fomento del talento», afirma el director general de la Fundación Banesto, Francesc Fajula. «En España hay ayudas a los emprendedores, pero no se ha producido un cambio cultural. Y el sistema educativo busca fomentar ese espíritu emprendedor, pero va más lento», añade.
Gran crecimiento
Desde 2009, la fundación, con la colaboración de ayuntamientos, diputaciones, cámaras de comercio y parques tecnológicos, ha impulsado esta iniciativa dirigida a jóvenes emprendedores con ideas de negocio de base tecnológica. Por aquel entonces partió de Madrid y Barcelona. Ahora, los centros Yuzz están implantados en veinte ciudades y cuentan con la asistencia de más de 400 jóvenes con sus proyectos bajo el brazo. ¿Los requisitos para participar? Tener entre 18 y 30 años y no necesariamente mostrar un expediente académico deslumbrante. «Puede no ser un genio a nivel de notas. Priorizamos la capacidad de comunicación, los valores y el esfuerzo», afirma Fajula.
Desde 2009, la fundación, con la colaboración de ayuntamientos, diputaciones, cámaras de comercio y parques tecnológicos, ha impulsado esta iniciativa dirigida a jóvenes emprendedores con ideas de negocio de base tecnológica. Por aquel entonces partió de Madrid y Barcelona. Ahora, los centros Yuzz están implantados en veinte ciudades y cuentan con la asistencia de más de 400 jóvenes con sus proyectos bajo el brazo. ¿Los requisitos para participar? Tener entre 18 y 30 años y no necesariamente mostrar un expediente académico deslumbrante. «Puede no ser un genio a nivel de notas. Priorizamos la capacidad de comunicación, los valores y el esfuerzo», afirma Fajula.
Durante seis meses, la formación que reciben estos chicos es integral. «Han contado con el apoyo de tutores en lo relativo al plan de negocios; una parte del «coaching» y apoyo personal, y luego reciben el consejo de profesionales que dominan la gestión de recursos humanos y de marca, así como el uso de redes sociales con fines empresariales». Las doce mejores ideas son premiadas con un viaje a Silicon Valley, la meca de la tecnología. El mejor proyecto empresarial es recompensado con 10.000 euros para poner en marcha el negocio. Iniciativas como la de la Fundación Banesto dejan en evidencia un hecho: «La cultura del riesgo no es muy inherente a nuestra sociedad. Es más propio de la sociedad anglosajona», dice Fajula.
«Cuando estuvimos en Silicon Valley, vimos que la mentalidad es diferente», dice Francisco Javier. «Allí, si das muchas explicaciones del proyecto, piensan que hay gato encerrado. Aquí, te entrevistan en LA RAZÓN, por ejemplo», añade.
De la misma opinión es Álex Jiménez. Junto a su socio, Jon Marín, ganaron el programa Yuzz de Barcelona gracias a su proyecto Nutcreatives. Este mes se constituirán como empresa, pero ya tienen trabajo de sobra. «No paran de salir encargos», dice Álex, de 28 años. Estos jóvenes se dedican a diseñar mobiliario sostenible de uso urbano y doméstico. Así, han diseñado bancos adaptándolos a la capacidad de producción de la empresa que los elabora y han sustituido la madera por plástico reciclado. Su elaboración corre a cargo de chicos de escuelas-talleres, que gozan así de una oportunidad laboral.
«Hay de todo entre los jóvenes. Algunos buscan ser asalariados o funcionarios. Optan por la seguridad y la tranquilidad. Pero el programa Yuzz demuestra que hay gente con ganas de tirar del carro», dice Álex. Por eso, este ingeniero en diseño industrial y Jon, ambientólogo, sumaron fuerzas. «Siempre he querido llevar la sartén por el mango». De hecho, prefiere trabajar 20 horas al día en su proyecto que ocho en el de otro.
Jaime Sendra, ganador del programa en Cantabria, también tiene pensado labrarse su propio futuro profesional. Se hizo con la distinción gracias a la creación de Gawin, una plataforma web de publicidad eficiente. «El usuario se metería en nuestra web y encontraría una serie de anuncios de empresas que redactaríamos nosotros. Después, se les hace una serie de preguntas sobre lo que han leído y, si aciertan, pueden ganar premios como ordenadores, móviles, etc.», explica Jaime, de 20 años. Dice que ha aprendido más gracias a Yuzz que en la carrera de Administración de Empresas. «Me dejé algunas asignaturas para volcarme en Yuzz», confiesa. Entre esas enseñanzas, ha comprendido que no hay que tener miedo al fracaso. De nuevo, el caso de EE UU es paradigmático: «Allí valoran positivamente que fracases las primeras veces; eso significa que la próxima vez te puede salir bien», señala. Porque, como le dijo un compañero del programa, «en España la educación está enfocada a aprender, pero no a emprender. Salimos muy preparados, pero sin poner esos conocimientos en práctica».
«Si comparas el sistema educativo español con el norteamericano, encuentras que este último es más flojo en conocimientos, pero el nuestro no tiene formación en habilidades», dice Fajula. Hablar en público, tener confianza en sí mismos, saber «venderse»... «No es que sean mejores que nosotros, pero desde muy pequeños, los americanos lo llevan en su ADN», añade.
Por ello, el esfuerzo, la tenacidad y la perseverancia son los valores que persigue Yuzz. Y en un momento de crisis económica, todavía más. Lejos de echar para atrás a muchos jóvenes, momentos como el actual deben servir de incentivo.
«Las crisis significan también grandes oportunidades de negocio y de innovación. Si estudias a las grandes empresas tecnológicas del mundo, la mayoría se han creado en épocas de crisis como la actual», argumenta Fajula. «Hay menos competencia entre proyectos, el capital de riesgo está disponible... Y lo que faltan sólo son buenas ideas». Para Fajula, la iniciativa público-privada, como la que representa Yuzz, ha de ser ahora protagonista. Si no, seguiremos lamentando que nuestro talento siga dándose a la fuga./ Vía: La Razón
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