Libro seleccionado. Muy interesante:

Casta de emprendedores




REBECA AJA Colombres, Rebeca AJA Impulsar la cooperación entre las empresas del territorio vinculadas al sector agroalimentario es una de las metas que se marca la recién creada Agrupación Empresarial Innovadora (AEI), la primera de la comarca oriental. La iniciativa nace sujeta a la industria agroalimentaria, con trece empresas adscritas y una veintena con intenciones de unirse. Con la firma de los Estatutos, el pasado 4 de diciembre, en la sede de la Mancomunidad del Oriente, en Cangas de Onís, y la escritura pública ante notario de la constitución, la pasada semana, la entidad ha iniciado su andadura. De momento tendrá como sede provisional la de la Mancomunidad, principal impulsora de esta iniciativa. Como representantes provisionales están Saturnino Rodríguez Galán (presidente), y José Bada Herrero (vicepresidente). Durante estos primeros pasos el ente mancomunado se ha brindado a apoyar las labores administrativas. Agricultores, ganaderos, productores de queso, sidra o miel, comercializadores o tenderos forman parte de este primer grupo de trabajo, aunque la puerta queda abierta a todos los empresarios interesados en generar sinergias que favorezcan el incremento de la competitividad territorial. Esta es la esencia y presentación formal de la AEI. La utilidad para quienes ya forman parte de ella o lo harán en breve está fuera de dudas, al menos así lo reflejan los empresarios ligados a la agrupación. No están todos los que son pero los que están destacan la diversificación y la cooperación como estrategia de futuro para el sector. El sentimiento de unidad, la excelencia y la innovación. En Cabrales, una nueva generación familiar ha apostado por la agricultura ecológica y la elaboración de sidra. Javier y Manolo Niembro regentan el Llagar Pamirandi, en Asiegu. No dudan de la importancia que tiene, para la comarca, la creación de una red de industria agroalimentaria, «crea territorio y gastronomía y es un complemento perfecto para el turismo», afirma Javier Niembro. «Hay que facilitar esa alianza entre industria alimentaria y turismo porque es imprescindible para el futuro». En su caso, alienta a la unión empresarial para trabajar en una misma dirección y que la agrupación sirva «para hacernos más fuertes». También menciona dos aspectos fundamentales: la comercialización de productos y el aprovechamiento compartido de infraestructuras. Para este joven empresario la agrupación supone rescatar la «solidaridad» campesina tradicional, adaptada al siglo XXI. «El problema del mundo rural es el despoblamiento, el envejecimiento y que los pocos que quedan tienen los vicios de las grandes ciudades, pero no las virtudes del mundo tradicional en cuanto a la solidaridad. A veces nos vemos como competencia y debemos vernos como complemento», opina Niembro. Y destaca la conservación de empleos vinculados al sector primario «tanto produciendo carne, cultura o transformando materia prima». Sin dejar Asiegu, Rocío Bueno está en esa terna de empresas interesadas en incorporarse a la agrupación. Mujer emprendedora y, tal vez, la ganadera más joven de Cabrales. Dejó Oviedo y su empleo como vigilante de seguridad para regresar a su pueblo natal e impulsar un negocio de carne ecológica. Tiene a su cargo 110 cabezas de ganado vacuno, 80 de ellas asturiana de la montaña. En unos días venderá su primera producción de carne. Para esta joven empresaria la mayor dificultad es «abrir mercado». En Alles, Carolina Álvarez Dosal y Jesús Antonio Noriega no dan tregua a la innovación. A la vuelta de la Navidad comenzarán a trabajar en una nueva línea de productos artesanales con la miel como elemento protagonista. Este matrimonio tiene claro que su sitio está en el mundo rural, donde fundaron hace cinco años el Aula de la Miel. El planteamiento inicial fue elaborar y vender miel pero el rodaje amplió el negocio con visitas programadas en las que los clientes ven cómo se elabora su producto y lo prueban. Cuentan con trescientas colmenas, comercializan cuatro tipos de miel y divulgan la actividad apícola. En internet han abierto una tienda virtual, un sistema «lento pero muy seguro porque fideliza clientela», observa Jesús, aunque admite que la venta directa es la «más potencial» y la «más difícil», sobre todo, por falta de tiempo. El Aula de la Miel entró en la AEI para «aunar esfuerzos en la distribución y no estar asentados en el modelo clásico porque está agotado». Pone como ejemplo el sistema de ventas de la industria aceitera en Jaén, donde en un único catálogo el cliente puede solicitar una variedad de marcas. En la comarca asturiana, esa variedad puede ser la de llevarse un queso, un tarro de miel, sidra o degustar carne ecológica. En el Aula de la Miel apuestan por «inventar» una agricultura diferente.

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