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Inmigrante versus emprendedor

En el Diario de Tarragona, Silvia Fornós, publica un artículo sobre los negocios de los inmigrantes en Reus (Tarragona).



Ser tu propio jefe e inmigrante es hoy en día una constante en distintos barrios de Reus, donde la proliferación de negocios ha emergido junto con el aumento progresivo de personas llegadas de otros países como Marruecos, Turquía, China o de América del Sur.
Tiendas de alimentación, bazares, restaurantes ‘Kebab’  o locutorios dibujan actualmente una parte del paisaje urbano y comercial de la capital del Baix Camp. En zonas como la calle del Vent son numerosos los bazares regentados por ciudadanos asiáticos. «Abrimos la tienda hace dos años, pero anteriormente teníamos otro negocio en otra lugar de la ciudad», explica Li, quien administra un bazar en esta calle y en cuyo cartel se puede leer en perfecto catalán Regals, Bolsos, Objectes de Decoració, una relativa lista de la cantidad de productos que llenan cada uno de los pasillos del local.

Más barato
Unas zapatillas de deporte por siete euros, unos calcetines por escasamente dos euros o un kilo  de tomates por apenas setenta céntimos, son una muestra de los exiguos precios que se pueden encontrar en estos establecimientos.
Efectivamente, la clientela acude a comprar porque los productos son algo más económicos. En el caso de establecimientos alimentarios de fruta y verdura, y que regentan en su mayoría ciudadanos magrebíes, los clientes se acercan a diario hasta el comercio porque la cesta de la compra resulta más barata para sus bolsillos, dada la coyuntura económica.
En este sentido, estos locales están ejerciendo la función de las casi desaparecidas tiendas de barrio de toda la vida. «Cuando se me acaba la fruta bajo a comprarla ya que me sale más barato y tengo la seguridad de que encontraré lo que busco», explica Rafaela, clienta habitual de este comercio situado en la calle Jurats.

Competencia y crisis
La crisis tampoco se ha olvidado de estos establecimientos. Según Mhand Loukili, propietario de un comercio de alimentación, «apenas llega a los diez euros el importe de la compra que suelen hacer los ciudadanos». Además, tal y como reconoce Li, «son muchas las personas que entran a mirar y se van sin comprar nada de nada o únicamente consumen lo imprescindible».
Por otro lado, la multiplicación de comercios de similares características en una misma zona, y a escasos metros unos de otros, ha dado lugar a una competencia mucho mayor. «Al final unos a otros nos quitamos el trabajo y esto nos perjudica a todos los comercios en general», reconoce Li. Este problema de saturación de mercado se extiende a todos los negocios, pero sobre todo a aquellos con público mayoritariamente inmigrante.
Para sobrevivir en el sector diversifican la oferta y amplían el público potencial, intentando atraer también a los ciudadanos de Reus y del resto de la provincia. «Además del típico kebab también cocinamos todo tipo de platos combinados para la gente que no le gusta el sabor exótico de nuestra comida», explica Muhamhd Ikran, empleado del Döner Kebab situado en la calle de Vent.

Negocios traspasados
Mientras que unos han decidido abrir sus propios locales, otros han optado por algunos que ya existían. Esta situación es más frecuente en la hostelería.
El traspaso de restaurantes y bares en los últimos años a personas de origen oriental ha sido también un comportamiento frecuente entre la comunidad de inmigrantes de Reus. Se calcula que en la Capital del Baix Camp hay más de 40 bares regentados por personas procedentes de China.
Estos  están repartidos principalmente por la segunda corona. Zonas como el Raval Robuster, las inmediaciones de la avenida Països Catalans, el barrio del Carme o Carrilet son donde más abundan este tipo de locales

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