Thomas Edison, el inventor –o emprendedor– al que se
le ocurrió decir que no había inventado la bombilla sino mil formas de no
hacerlo, no sólo es un paradigma de cómo sacar partido del fracaso. También es
un ejemplo de que lo importante es poner en marcha una idea.
Las ocurrencias
que interesaban a Edison eran aquellas que se podían comercializar. De hecho,
su gran triunfo con la lámpara incandescente de filamento de carbono fue
precisamente convertirla en un negocio. Quizá por ello Edison prefería considerarse
emprendedor antes que inventor, aunque él es también un ejemplo de
emprendedor-innovador, igual que lo fueron los hermanos Wright (inventores e
innovadores del aeroplano), George Eastman (fotografía personal), Samuel Colt
(revólver) o Alexander Graham Bell (teléfono). No es lo mismo: aunque en ambos
casos las ideas originales son un denominador común, la acción y la capacidad
para hacerlas realidad y convertirlas en un negocio rentable distinguen al
emprendedor del inventor.
Si la prioridad son las ideas estamos ante el
segundo, y no ante un creador de empresas que innova. Suele decirse que si todo
dependiera de una idea verdaderamente original, que nadie haya tenido antes, el
número de emprendedores podría contarse con los dedos de ambas manos. En general,
los inventores creen más bien en nuevas soluciones, mientras que los
emprendedores prefieren trabajar con las ya existentes. La mayor parte de
emprendedores con éxito no empezaron su aventura empresarial con una idea
verdaderamente inédita y extraordinaria.
*Lo normal en un emprendedor es que
descubra nuevos sectores o que invente filones de negocio que nadie podía
imaginar, creando de paso profesiones que no existían.
*Hay innovadores que se
inspiran en las ideas del pasado y son capaces de rescatar conceptos o negocios
que tuvieron éxito un día y hoy, readaptados, implican un triunfo.
* En otros
casos, los emprendedores reactivan sectores en declive o negocios obsoletos que
reviven con ese impulso fruto de su inspiración.
* No penalices el fracaso. La
innovación requiere experimentación, y esto te puede conducir a fallar. El
error será un paso adelante si estás seguro de que cada intento sigue un plan
bien concebido. Debes crear una cultura que recompense la innovación y la
experimentación, en la que el fracaso sea visto como una experiencia de
aprendizaje.
* Tampoco es una insensatez recurrirr a ideas aparentemente
descabelladas. La clave está en la visión del emprendedor y en su capacidad
para ejecutarla. Muchos inventores tildados de locos han superado las críticas
y el qué dirán. Y también muchos emprendedores han logrado triunfar a pesar de
quienes critican sus proyectos y los consideran irrealizables. En la base de
esto está no temer al fracaso ni a explorar nuevas posibilidades.
* Más que
inventar se trata de adaptar conceptos que funcionan en el sector que has
escogido para emprender.
* Debes tener en cuenta que una ocurrencia original
siempre puede mutar. Hay proyectos que nacen sobre la base de una idea y
terminan siendo otra cosa. Procura no enamorarte demasiado de la idea principal
que has tenido, al menos hasta el punto de que eso te impida aceptar que va
cambiando.