Con pautas como estas arrancan las respuestas de los expertos a los interrogantes que se plantea una nueva clase de emprendedor, el que emprende por necesidad, porque han acabado en el paro o afectados por un gran recorte salarial en su empresa. Buscan huecos por los que colarse en el mercado, en los sectores que conocen y tienen ahora tiempo para dedicarse a ello, con la esperanza de poder convertir los problemas laborales en oportunidades de futuro.
Al inicio de la crisis, entre 2008 y 2010 bajó la actividad emprendedora en España, pero el pasado año se produjo el efecto contrario, según apunta sobre España el último informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM). Es anual y el último se hizo en 54 países. Este estudio sitúa la tasa de actividad emprendedora de 2011 en un 5,8% de la población española de 18 a 64 años, lo que supuso un incremento del 35% respecto al año anterior. No es un síntoma de “recuperación económica”, advierte el informe para evitar conclusiones erróneas; la actividad emprendedora se ha ampliado en parte por “iniciativas promovidas por la necesidad y el desempleo”.
Fuente: El País
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